Varios han
sido los destinos que he disfrutado y muchos los alumnos que he tenido el
placer de conocer.
Llegué a
este centro de mi barrio en el que estudiaban mis hijos con la ilusión de
seguir contribuyendo en la formación de los alumnos y ayudarles a desenvolverse
mejor en la sociedad.
Siempre me
planteé que los alumnos debían gozar de una escuela pública de calidad, basada
en el respeto a las normas y el esfuerzo, todo ello mezclado con sonrisas
y cariño.
Recordaré
esos ojos brillantes de los alumnos de 3 años, los llantos de los primeros
días, las travesuras y también sus
miradas cómplices, sus gestos. Gracias por haberme regalado vuestras sonrisas,
besos y abrazos sinceros y miles de recuerdos que nunca podrán ser olvidados.
Han pasado
los cursos, los años y con ellos los sueños, algunos cumplidos y otros por
cumplir.
Doy las
gracias por haber podido disfrutar con mi trabajo como maestra y en especial
durante esta última etapa de 19 cursos en el CEIP Monte Oroel.
Me voy del
colegio orgullosa de haber formado parte de él y de contar con el cariño y
respeto de mis alumnos y de sus padres y madres. Con la satisfacción de haber
visto a los niños jugar, aprender, reírse y crecer.
Me ha
llegado la jubilación casi sin darme cuenta, porque he tenido la suerte de
haber trabajado en lo que me gusta y de haber caminado al lado de excelentes
compañeros. Os deseo a todos que lleguéis al final de vuestra vida laboral con
optimismo y que los cursos se os pasen tan rápidamente como me ha ocurrido a
mí.
Esta
despedida no es un adiós, es un hasta luego que espero que sea lo más
placentero para todos: alumnos y profesores. Y me pongo a vuestra disposición
para cualquier cosa que necesitéis.
Muchas
gracias a todos por compartir mi experiencia.
¡Seguid disfrutando,
aprendiendo y enseñando!
Un abrazo.